He vuelto a mi casa. Este blogspot es mi hogar dentro del ciber espacio. Tomé unas vacaciones -largas y violentas vacaciones-. Quise entrar hace unos días y mi llave no abría la puerta. Entonces, supuse que tal vez no era el mejor momento para habitar este hogar. He vuelto, metí la misma llave pero esta vez abrió. Aquí estoy, queriendo remodelar mi espacio y con nuevas experiencias que compartir.
Sea la paz y la abundancia para cada uno de ustedes, que amablemente me han esperado.
3 comentarios:
LA LLAVE
por Mariano Flores Castro
Ni un átomo de la llave ha cambiado desde la última vez que Pedro la utilizó para abrir la puerta de su departamento. Pedro ha constatado que su complexión, peso y textura son exactamente los mismos que cuando la introdujo en la cerradura la noche anterior. La ve y desde el fondo de su incertidumbre intuye que funciona, pero al tratar de hacerla girar dentro de su habitáculo (vagina dentada la llama él), con la desesperación de quien teme quedarse a la intemperie en una noche de tormenta, la llave se niega a darle entrada. Entonces la saca, la examina como a un bicho a la vez raro y familiar, la maldice con las palabras prostibularias que le escuchó proferir a su padre en una situación semejante, la vuelve a introducir en la cerradura con la precisión de un cirujano. Nada ocurre, el trozo de metal prensado, con su sierrita mustia sólo aparentemente eficaz, no desempeña el papel para el que se suponía útil, única función en la existencia de una herramienta abridora o instrumento del que dependen tantas cosas al otro lado de la puerta.
Han pasado horas cultivadas en la desesperación más pensativa desde que Pedro se dio por vencido y mandó llamar a Tito, conocido en el barrio como el “Rey de los Cerrajeros”, un veracruzano azul que en sus buenos tiempos fue ratero de altura y maestro de todos los oficios imaginables. Tras un sobrehumano forcejeo con el problema, el habilidoso viejo pide disculpas, “lo siento mucho señor, no puedo abrir su puerta, nunca me había sucedido algo así, me voy avergonzado”, y se marcha con la espalda encorvada, entrado en lágrimas resignadas, su caja de herramientas a medio cerrar, desparramando a lo largo del pasillo sus limas, desarmadores y ganzúas.
La noche se desenvuelve con habilidad felina y la tormenta afila sus uñas en las vidrieras. Las opciones imaginativas se agotan rápidamente en la mente obturada de Pedro. En su palma mira nuevamente la llave, destacándola del resto del manojo abultado. ¿La habría confundido con otra? ¿Sería ésta una mala jugada de su exmujer? ¿A quién recurrir, si el Rey de los Cerrajeros ha sido destronado por una sola pieza en el ajedrez del mundo? Queda la opción de irse a pasar la noche en un hotel cercano e intentarlo de nuevo al día siguiente. “¿Y mañana qué?”, se oye decirse a sí mismo. Pedro comprende que la única manera de ganar la partida será violentando la cerradura o derribando la puerta. Opta por lo primero. Convertido en el nuevo Rey de los Cerrajeros, hace añicos el artefacto y entra triunfal en el recinto. La llave, sobre el piso de parquet ajedrezado, yace al otro lado de la puerta.
mariano Flores Castro
Mariano, que gusto leerte en mi blog. Eres un escritor a quien estimo y admiro. Muchas gracias por compartirme siemrpe amablemente de tus letras. Un abrazo fuerte. Ojalá pueda seguirte leyendo por mi casa.
Gracias por tu amistad.
De verdad, es un gran gusto que regreses, de dónde hayas estado; no te pierdas de nuevo, hay quieres podemos ayudarte a no hacerlo.
Cuidate, un gran abrazo.
A. Acevedo.
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