La palabra se quiebra a media luz.
Siempre de
reojo antes de chuparte el pensamiento
siempre un
laberinto de citas extrañas
un lanza llamas escondido
en el teclado
un tropiezo
ardiendo entre las piernas
un sorbo al agua
del remordimiento.
La palabra
madruga cuando le prohíben despertarse.
Y ahora ¿quién va
a aparecer a mitad de mis sueños?
¿quién salpicará
de lugares comunes la poesía?
Toc toc.
Contesta.
(Brito, 2012)