Todo lo que pasa cuando salgo a buscar la lluvia
ocurre porque la humedad me atornilla la sonrisa de una
comisura a otra.
Los párpados se abren de cansancio, te buscaron donde
nunca te sentaste a beber de mi mano.
Soy torpe.
Compro mentiras para hundirme hasta la cintura y gritar:
“auxilio” “ven a salvarme”.
Es inútil,
jamás llenarás tu boca de atardeceres.
Si oyeras un graznido, no entenderías que fue mío.
¿Cuantas veces vomitarás la
palabra que no puedes escupirle a tu padre?
Esa es tu condena. Sufres bulimia de afecto y hambre de mentiras.
Cuando salgo a buscar la lluvia, es porque me gusta creer
que voy a ahogarme.
(Gabriel Brito, 2016)