jueves, 13 de marzo de 2008

Dios se cree Dios


¿Sigues ahí?
¿Hace cuanto tiempo cruzas las avenidas de una ciudad que no es la mía?

Dios se ha tomado la molestia de conducir un autobús que te trajo cerca del muelle, justo antes del atardecer. No llegó la tarde sola.

Había pensado escuchar la misa de las cinco pero... el cura murió de tos al medio día. El sonar de las campanas es un fastido, mi neurosis creció a cada repique. Yo nunca voy de pesca, menos en un muelle viejo y con olor a angustia. Decidí ir, seguir la recomendación que hace tres meses hizo mi ex-terapeuta, la recordé por las campanas incesantes y la ansiedad incontrolable.

No tenía carnada, por eso cuando llegaste me viste robarle un poco de su bolsa a un niño y... sonreíste.

Yo aquí curo mis males.
¿Y tú? ¿tú qué haces tan lejos de tu vida azul y rosa?
Ah, eres poeta. O algo parecido a un poeta.
¿Yo?
Un andante. Algo parecido a un indigente pero con ropa limpia.

¿Quién se cree Dios?
Traerte al muelle. Mirarme robar. Sonreír. Sonreirte. Hablar. Caminar con las olas y las campanas como sonido de fondo. Dar las siete. Subirte a tu autobús. Seguir mi pesca. Adios.


A los andantes del mundo