(breve opinión sobre la responsabilidad de convocar nuevas voces)
En el arte escénico como en
cualquier otra profesión, todos tenemos derecho a comenzar, todos tenemos
derecho a una primera oportunidad. Si nuestro talento y la fe de alguien nos
ponen arriba de un escenario, estamos en el camino, más no en la meta. De ahí
que es importante dejar claro, desde esa primera convocatoria a un aficionado,
que la experiencia del arte le puede cambiar la vida, que la experiencia del
arte le obligará a modificar su cotianidad, que la experiencia del arte es
poderosa; pero, también, que la experiencia del arte es exigente, es rigurosa
y, sobre todo, es un proceso que implica tiempo y disciplina (horas de
entrenamiento, reflexión, análisis y práctica).
Digo lo anterior, sin ánimo de
desalentar a aquellos que, en últimas fechas, con arrojo se suben a un escenario
en el contexto de una ciudad adversa para las expresiones artísticas y
culturales, como es Acapulco ¡Qué bueno que haya interés¡ ¡Qué magnífico que
haya nuevos talentos! ¡Qué refrescante es la integración de nuevas voces!
Sin embargo, considero importante
que directores, coreógrafos o productores, podamos compartirles que esta es una
carrera que se teje a diario desde hace siglos, que antes de nosotros hubieron
miles explorando, postulando hipótesis, proponiendo teorías, descubriendo
métodos, diseñando técnicas, debatiendo, probando, fracasando, triunfando y
trascendiendo. Y que en la historia de esos procesos está nuestro más preciado
tesoro, lo que dota de sentido nuestra profesión, lo que nutre de tradición y
transgresión nuestro quehacer. Ahí, en los libros, en las teorías, en la enseñanza de los maestros y en los
múltiples intentos prácticos, todos hemos adquirido herramientas con las que
después nos enfocamos a encontrar nuestra propia voz como artista.
Es indispensable explicarles que
por estos rumbos, las cosas funcionan distinto a como funcionan en la realidad
virtual. Que aquí, en las artes escénicas, las cosas no se sostienen sólo con
base en la percepción como en las redes sociales. Aquí hay espacio para todos y
todos somos bienvenidos. Bienvenidos para construir día a día. Porque si algo
es claro, concreto y real cuando uno pretende ser un artista, es que LA CARRERA
ARTÍSTICA NO SE INVENTA, SE CONSTRUYE. Se construye con base en los cimientos
que otros ya han puesto, se construye en diversas direcciones, desde miradas colectivas
o particulares e incluso, desde posturas disidentes, pero se construye. Siempre
con convicción, con pasión y, ante todo, con compromiso.
Nunca habrá voces demás para
comunicarse a través de las artes, siempre es una fiesta la llegada de un nuevo
integrante a la danza, a la música, al teatro. Y siempre será importante, tener
y dejar claro, que la decisión de pertenecer, implica la responsabilidad de
aprender.
Gabo Brito