Hay una fotografía. Algo con unas alas en la espalda. No puedo verla bien. Algo parece. Tal vez un pato o un pelícano triste. Un halcón degollado o un pichón ebrio.
También unas cuantas letras aventadas sobre el muro. Y una mirada perdida entre el viaje que no hizo y las tardes de gritar encabronado.
No se mira bien. Pero todo parece salpicado de mañanas incómodas y finales sin placer.