viernes, 22 de mayo de 2009

Influenza Teatral


“!Cierren todos los teatros¡ ¡Suspendan sus temporadas! ¡Desinfecten los foros teatrales!”.

Esperé una voz dictando tales instrucciones durante la alerta sanitaria por el virus H1N1. Pasaron los días, las semanas. Nada. Ni una sola voz pronunciándose al respecto. Ni una sola referencia.


La epidemia ha evidenciado no solo las deficiencias del sector salud de este país. También ha contribuido para sacar a flote la vulnerabilidad de algunos grupos sociales, de algunas actividades económicas, de algunos proyectos inacabados y relegados. Entre “los vulnerables”, el teatro es el rey.


Pero… ¿qué importa el teatro en tiempos de la influenza? La alarma nos obliga no solo a darle la espalda sino a alejarnos de él por completo. El teatro no salva la vida de nadie, ni evita el contagio de un virus, ni desinfecta la piel o el pensamiento. No sirve.


Se detuvo el tiempo en los bares, en los conciertos gruperos, en los cines, en los centros de recreación, en las plazas. Ahí el efecto económico causó estragos y descontento y programas express gubernamentales de apoyo a las empresas (turísticas, sobre todo).


El teatro en Guerrero vale menos que un gel antibacterial de 60 ml ($50.00), menos que unos guantes de látex ($15.00), menos que un cubre-bocas ($3.00). El teatro en Guerrero es un detalle de museo, una pieza ornamental infructuosa y estorbosa, un objeto viejo en desuso.
La ofensa no radica en el silencio sino en el olvido. Uno olvida en la lejanía espacial y temporal. Uno olvida las imágenes idas, las acciones improductivas, los nombres intrascendentes. Lo no deseado, lo no visto, lo no presente.


En los niveles estatal y municipal de gobierno, en el sector “artístico” y social de Guerrero: el teatro es menos que una basurita en el ojo. El teatro, esa actividad que naciera en Grecia y paralizara al país completo; esa actividad efectiva para la conquista de América; esa actividad que rompe idiomas, une razas y transforma la historia. Esa actividad que es un derecho y a la que Lorca pidió defender, yace en el ataúd del abandono. Pero no solo del abandono institucional. ¿Qué compañías representaban obras durante la contingencia? ¿qué temporada debía ser interrumpida? ¿qué actores, maquillistas o técnicos dejaron de percibir un salario? ¿qué público reclamó la devolución de su entrada a una puesta en escena? ¿qué talleres, cursos o conferencias programadas fueron cancelados? ¿cuántos foros teatrales pospusieron su actividad y cerraron sus puertas?


¿Quién olvida a quién? ¿a quién le corresponde recordar? ¿cómo recordar lo inexistente? ¿cómo existir desde el no-recuerdo?


Ni una sola mención. No hay manera. Los foros permanecen cerrados, inoperantes o semiderruidos desde hace años. Las agrupaciones teatrales tienen una actividad inconstante. El público prefiere una michelada el sábado por la noche en sinfonía del mar. Las instituciones administran los programas federales y se adjudican los logros (nunca hay presupuesto digno para la promoción cultural). Total que es verdad, el teatro en Guerrero vale menos que un cubre-bocas, menos que unos guantes de látex, menos que un gel antibacterial. Si no lo cree, vaya a la farmacia y compruébelo.


*El presente texto se publicó el miércoles 20 de mayo en La Jornada Guerrero

lunes, 18 de mayo de 2009

La generación encostalada o ¿dónde se encuentra el olvido?


El texto de un inconforme
es su llanto colado por las ranuras de un sistema que le da de comer
Kábricho 2009

¿Qué hace un bufón con aspiraciones de escritor en un buró de escuela revisando libretas con manchones de corrector Bic? ¿en qué momento la estática le ganó a la estética y paralizó el juego? ¿qué vulnera las metas de universitario hasta volverlas un recuerdo? ¿quién debe salir corriendo hacia otra parte? ¿quién debe resignarse ante la pérdida?
Brito 2009

No se sabe bien cómo llega uno al punto, en el que se ha perdido hasta aterrizar en cualquier parte. Se abre una puerta sin antes tocarla:

- Es una magnífica oportunidad, no la desaproveches.
- ¿Qué se necesita?
- Mira, trae estos papeles y estarás dentro.
- Bueno, lo tomaré mientras llega una cosa mejor.
- Semana inglesa y vacaciones pagadas, además, prestaciones de ley.
- Está bien para adquirir experiencia, por ahora.
- Bienvenido.

Luego llega el encanto por las quincenas y la engañosa estabilidad socio-económica. Transcurren los días y lo que se imaginó pasajero se vuelve un hábito disfrutable, sobre todo si se mezcla con el poder (¿qué es el poder?). Las enseñanzas familiares sobre conservar nuestro empleo representan una base para la conformidad que se avecina. Se hilvanan los meses y se construyen fantasías sobre el status, la solvencia financiera y el talento irremplazable (ese que nos conduce a pensar: siempre requerirán de mi).

Pasan algunos años, se acumula experiencia, pero sobre todo miedo a la incertidumbre laboral, a la ausencia del cheque seguro. Hay avisos, alertas que indican la distancia a la que nos encontramos de nuestras antiguas metas. Cabe la esperanza de un estruendo, de una llamada, de una oportunidad inesperada, de un huracán que atraiga miradas internacionales que se fijen en ti. Hay voces que avisan, que anuncian cuando el círculo ha de cerrarse y comenzaremos a dar una segunda vuelta infructuosa, cuando comenzaremos a repetirnos. Permanecemos inmóviles. Entonces aparece la sensación de agotamiento, de neurosis, de ansiedad, de incompatibilidad con el entorno, de resignación. La depresión.

¿Qué se ha perdido? ¿se ha ganado algo? ¿qué es ganar? ¿qué es perder? ¿qué es algo?

Llegan los recuerdos como huracán, las enfermedades psicosomáticas se asoman, las letras del desencanto toman por asalto la computadora, las descalificaciones bulliciosas funcionan como placebo, el lío amoroso hace recordar que aún duele y que se está vivo. ¿Qué hay después de conocer el mundo en la nómina de empleados? ¿cómo se salta una cerca cuya alambrada contiene estatutos sindicales? ¿cómo gritar si el silencio firma los cheques del jefe?

Uno asume la derrota del ideal descalificándolo, describiéndolo como una bobada de aula preparatoriana, apareciendo en los diarios locales como promesa o decepción artística (o científica, o social, o política) del pequeño barrio, reescribiendo el currículum vitae, enmarcando en vidrio anti reflejante el reconocimiento que nos otorga la madrina de bautizo. El ideal es ya una hoja seca que será encostalada, para que se pudra de manera oculta entre el resto de las hojas que cayeron con el ventarrón del conformismo colectivo.

El destino de los miles de costales con los millones de hojas secas dentro, es el olvido. ¿Existe el olvido? Si es que existe ¿por qué alcanzamos a recordarlo? ¿no es una incongruencia lingüística que debe ser aclarada? ¿a dónde está el olvido? ¿por qué pretender que guarde él un cargamento de truncos caminos?

Y olvidar, ¿para qué? para no aceptar que cargamos con el peso de nuestro medianía en el andar por los bares, escuelas, conciertos, moteles, camiones, cines, oficinas, puentes, avenidas, parques, oxxos, teléfonos públicos, miradores. Inculpar al olvido como cómplice en la masacre de las ideas, es la tarea de un ciudadano responsable y comprometido con el desarrollo de su país. Y como eso somos, en el olvido quedan relegadas las imágenes subversivas, los planteamientos de reconstrucción social, los viajes de culto, las preguntas de investigación, los idiomas no hablados, los poemas no escritos, el sexo no experimentado, las aficiones no consolidadas.

Si el olvido existe, habrá que ir a buscarlo, encontrarlo y abrir a cuchilladas los costales plásticos de supermercado, para esparcir de vuelta en este mundo deprimido: las razones, los argumentos, los cuestionamientos, las reflexiones, los debates, las opiniones y las ocurrencias que, algún día, hicieron de esta sociedad un ente con la capacidad de creer que algo faltaba por ser creado y había que arrojarse desmedidamente a inventarlo. Algo en el olvido está guardado y, aseguro que, contiene la fórmula para levantar de la cama a las mentes somnolientas de nuestra generación encostalada. Un viaje hacia el olvido, al menos, provocaría la expectativa y la espera y la esperanza ¿quién se anota en la expedición?

Gabriel Brito, poeta, dramaturgo y director de escena.

domingo, 17 de mayo de 2009

Movimiento Atque Teatral (Argentina)

Les comparto la invitación que he recibido para participar en el Proyecto Movimiento Ataque Teatral de Argentina.
Actualmente preparo mis documentos y realizo los trámites para recibir apoyo de las instituciones correspondientes.

jueves, 7 de mayo de 2009

V

Un aire avisa que pronto naceré en oriente
con otro rostro y otras hojas para cortar en primavera.
Algo falta siempre para rodar, para ganchar listones al cascabel,
para follarnos sin culpa.

No está completo ni el recuerdo.

Mientras tus piernas gritan se estira el cielo
el aire ríe en medio de los cuerpos.

Total que nunca se completa la totalidad.

Si le sobra poesía al mundo es porque le falta amor.

martes, 5 de mayo de 2009

El cielo que nos regaló Bill Gates

Derecha arriba:

Dentro de un ciber café confluyen la ansiedad, la excitación, la compulsión, las bacterias y el reggaetón. Hay voces rodeando el ambiente literario en el que trato de sumergirme (voces: - ¡versos! ¡saltó! -dime qué lugares -buuu -¿lo amplio o así? -hola Samuel), personas con prisa, con cuestionamientos técnicos, con hambre reprimida.

El intento literario llega hasta donde inicia el MSN; después nada hay que hacer ante el bombardeo de mensajes (mensajes: -¿qué onda wey? -¿quién eres? - profe - ¿qué rollo Brito?). Una montaña de frases básicas para saludar, ligar, filosofar o despedirse. La luz permanente del monitor amenazando la pupila del internauta, flashes repentinos de publicidad itinerante, zumbido de micro-motores.

El cielo debe parecerse mucho a un ciber café. Hay diversidad de colores, de hábitos sociales, de lenguajes, de miradas, de susurros, de tiempos. Dios está con todos y frente a todos, ordenando el universo, irradiando fe a los desconsolados, administrando la esperanza de los deprimidos, revelando la verdad a través de la luz. Dios se comunica de forma directa a través de un click, sin grandes esfuerzos para los salvos. Dios se muestra con todo su poder (¿qué quieres saber?), pregunta y te será develado (anota y click y listo). También hay santos, intercesores que visten casacas especiales con el logotipo del cielo (según la marca empresarial o creencia espiritual), ellos acuden en caso de que Dios no responda de forma inmediata, aprietan botones, reinician el sistema de comunicación, mejoran la señal, conectan cámaras para la eficiencia visual, regulan el volumen para que todos escuchen las voces celestiales. Hay música, los ángeles stereo no paran de tocar sus instrumentos. El clima es perfecto, no caliente no frío.

A este cielo podemos acceder todos ($5.00 la hora o fracción), no hay distinción de clases sociales, ni discriminación racial. Podemos entrar en cualquier momento mientras la puerta esté abierta, no hay retenes ni requisitos ni juicios previos.

Tal vez este cielo sea un ensayo del otro. Dios iluminó a Bill Gates y a los amos de la informática para hacer un demo que nos acostumbre a compartir el mismo espacio que, luego, será eterno.
Por Gabriel Brito.

lunes, 4 de mayo de 2009

H1 N1


¿Qué más da la locura del ignorante
si la inteligencia del enfermo tuerce al mundo?

Podriamos sufrir de cualquier virus y morir
quietos
sin preguntas.

¿Dónde está la filosfía del Emo cuándo se le necesita?
¿dónde la anarquía del Punk cuándo por ella se clama?
¿dónde quedaron los resquicios del pacifista?

¿Quién es roedor y quién consumidor de mentiras?
Preguntas aisladas
con cubrebocas para distorsionar su efecto.

Toma hiel y quema los jabones del mundo
arrójate a favor de un virus y en contra de sus inventores.


domingo, 3 de mayo de 2009

Murió el dramaturgo brasileño Augusto Boal


El dramaturgo brasileño Augusto Boal, embajador mundial del teatro de la Unesco, falleció hoy en Río de Janeiro a los 78 años, a causa de una insuficiencia respiratoria, informaron sus familiares.

El fundador del llamado “teatro del oprimido”, un revolucionario método de enseñanza teatral y de escenificación, sufría leucemia y estaba internado desde el pasado martes por sus problemas respiratorios, indicó la agencia de noticias EFE.

Boal, entre 1971 y 1980, escapó de la persecución del régimen militar brasileño y vivió exiliado en Argentina, Estados Unidos y Francia, donde enseñó sus técnicas en la parisina Universidad de La Sorbona.

El “teatro del oprimido” supuso la semilla de algunas corrientes del teatro moderno que convierten al espectador en parte activa de la pieza teatral.

El pasado marzo, ya aquejado y debilitado por el cáncer, recibió el reconocimiento de “Embajador Mundial del Teatro” de la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco).

El universal. 02 de mayo de 2009