
Hay Teatro
Un texto inteligente, producción adecuada, tres actores formidables y una dirección que comienza a revelarnos su voz.
Es Divorciadas, una puesta en escena que viene a refrescar el ambiente teatral de la ciudad. Lejos del teatro panfletario y del burdo-comercial, encontramos una visión entretenida y crítica sobre las relaciones de pareja: una mujer cincuentona a la que el marido no pela, una monja que quiere divorciarse de Dios y una hipie que, entre mota y swingers, intenta retener a su Masiosare.
La virtud mayor de este montaje radica en su honestidad, no se vislumbran altas pretenciones intelectuales ni anticuados esquemas de producción efectista. Sólo tres sillones como escenografía, no se requiere más. Hay tres actores frente al público decididos a explorar, comprometidos con la escena más que con la taquilla, disfrutando el drama. Se respira el compromiso y el respeto por la profesión. Es tan divertida que uno llega a la cartarsis, a renunciar al estrés cotidiano, a creer sin duda que los griegos no se equivocaron (esta madre del teatro sí funciona).
También redescubrimos el talento actoral del teatro guerrerense. Hansel Montejo, como no lo habiamos visto antes, en un personaje donde nos muestra su vitalidad y pericia, dejando atrás el tetaro de forma y escarbando en las arterias de la mímesis. El caso de Yoshua Navarrete, quien interpreta a Xóchitl, resulta una gratísima sorpresa. Es la muestra de que un actor mal dirigido nunca llega a buen puerto. Pero este no es el caso, ahora vemos a Yoshua con una capacidad física y energética inesperada, con un planteamiento claro de su rol en la escena y con varias puntadas cómicas que hicieron carcajear al auditorio (tal vez, el menos acostumbrado a interactuar con el público, pero muy decidido a hacerlo cada vez con mayor arrojo). Ilian Blanco es siempre un seductor, un gigoló de la escena, que enamora al público y lo lleva al cielo o al infierno (según sea el caso del personaje y la obra). Haciendo gala de su capacidad para provocar al otro, con Sor Simplicia desnuda los vicios de la moral, arremete con astucia contra el sistema derechista y encuentra la medida para no desproporcionarse en medio de tremenda farsa. Un hallazgo actoral, diría yo. Es difícil conformar un elenco que se encuentre tan agusto y tan bien comunicado en el escenario.
De Pepe Códova hay que decir que ha pegado en el clavo. Aunque muchos lo pensaron, nadie había concretado con éxito una temporada de teatro cabaret en Acapulco. Su Divorciadas, acerca el teatro a los que siempre prefieren el antro (la mayoría). Y lo acerca de una forma que no se vuelve una vacuna contra el teatro, sino un descubrimiento ameno y desparpajado. El montaje funciona perfecto para el espacio y para el público. Con una poética kitsch que no raya en la saturación de elementos y un lenguaje coloquial que nunca coquetea con lo frívolo (es sarcástico y, en momentos, ácido). Es apenas el comienzo de un director de quien demandamos ver más.
Celebro pues, como siempre hay que celebrar, el buen teatro. Enhorabuena.