domingo, 26 de mayo de 2019

¡La carrera artística no se inventa, se construye!

(breve opinión sobre la responsabilidad de convocar nuevas voces)



En el arte escénico como en cualquier otra profesión, todos tenemos derecho a comenzar, todos tenemos derecho a una primera oportunidad. Si nuestro talento y la fe de alguien nos ponen arriba de un escenario, estamos en el camino, más no en la meta. De ahí que es importante dejar claro, desde esa primera convocatoria a un aficionado, que la experiencia del arte le puede cambiar la vida, que la experiencia del arte le obligará a modificar su cotianidad, que la experiencia del arte es poderosa; pero, también, que la experiencia del arte es exigente, es rigurosa y, sobre todo, es un proceso que implica tiempo y disciplina (horas de entrenamiento, reflexión, análisis y práctica).

Digo lo anterior, sin ánimo de desalentar a aquellos que, en últimas fechas, con arrojo se suben a un escenario en el contexto de una ciudad adversa para las expresiones artísticas y culturales, como es Acapulco ¡Qué bueno que haya interés¡ ¡Qué magnífico que haya nuevos talentos! ¡Qué refrescante es la integración de nuevas voces!

Sin embargo, considero importante que directores, coreógrafos o productores, podamos compartirles que esta es una carrera que se teje a diario desde hace siglos, que antes de nosotros hubieron miles explorando, postulando hipótesis, proponiendo teorías, descubriendo métodos, diseñando técnicas, debatiendo, probando, fracasando, triunfando y trascendiendo. Y que en la historia de esos procesos está nuestro más preciado tesoro, lo que dota de sentido nuestra profesión, lo que nutre de tradición y transgresión nuestro quehacer. Ahí, en los libros, en las teorías,  en la enseñanza de los maestros y en los múltiples intentos prácticos, todos hemos adquirido herramientas con las que después nos enfocamos a encontrar nuestra propia voz como artista.

Es indispensable explicarles que por estos rumbos, las cosas funcionan distinto a como funcionan en la realidad virtual. Que aquí, en las artes escénicas, las cosas no se sostienen sólo con base en la percepción como en las redes sociales. Aquí hay espacio para todos y todos somos bienvenidos. Bienvenidos para construir día a día. Porque si algo es claro, concreto y real cuando uno pretende ser un artista, es que LA CARRERA ARTÍSTICA NO SE INVENTA, SE CONSTRUYE. Se construye con base en los cimientos que otros ya han puesto, se construye en diversas direcciones, desde miradas colectivas o particulares e incluso, desde posturas disidentes, pero se construye. Siempre con convicción, con pasión y, ante todo, con compromiso.

Nunca habrá voces demás para comunicarse a través de las artes, siempre es una fiesta la llegada de un nuevo integrante a la danza, a la música, al teatro. Y siempre será importante, tener y dejar claro, que la decisión de pertenecer, implica la responsabilidad de aprender.

Gabo Brito


miércoles, 13 de junio de 2018

TAXONOMÍA TROPICAL DE NUESTRAS COMUNIDADES CULTURALES O LA PAZ DE LA DIVERSIDAD



El perfeccionamiento lingüístico ha hecho justicia al término incompleto y utópico de “comunidad cultural”. Ante la búsqueda actual de términos incluyentes o plurales se llegó al consenso de no hablar más de la “comunidad cultural” sino de las “comunidades culturales”. Nada tan acertado en la vida pública de la cultura nacional como esta afortunada conclusión conceptual.

No existe una “comunidad cultural” sino diversas “comunidades culturales” que responden a distintos objetivos: artísticos, profesionales, laborales, ideológicos, políticos y personales.

En el afán por identificar a las comunidades culturales acapulqueñas y, con el propósito de entender mejor las formas de interrelación entre las mismas y con su entorno social y político, dejo aquí un primer ejercicio de bosquejo como propuesta para la taxonomía de las comunidades culturales acapulqueñas:

1) Los emblemáticos: es una comunidad cultural heterogénea conformada por personajes con reconocida trayectoria artística y cobertura mediática; conocidos y vinculados con los sectores políticos y de la iniciativa privada; acreedores a reconocimientos, becas o apoyos gubernamentales; fundadores de proyectos, programas o festivales. Aunque no existe una coincidencia total de pensamiento entre “los emblemáticos” e incluso hay diferencias públicas, cuando se piensa en “comunidad cultural acapulqueña” el imaginario social los coloca a ellos entre los personajes más representativos de la ciudad. “Los emblemáticos” es la comunidad cultural que ha influido en mayor medida en algunos periodos de gobierno, pues varios de sus miembros han colaborado en la función pública o muy cerca de las autoridades en turno. Es la comunidad que  regularmente convoca a la organización, pues ha encontrado en ello una forma de participar e incidir en ciertas decisiones públicas.

P.D. Quizá, yo me encuentre entre los miembros de esta comunidad. No estoy muy seguro.

2) Los urbanos: esta comunidad la conforman los integrantes de las tribus urbanas de Acapulco: b boys, grafiteros, mc´s, acróbatas, dj´s, entre otros. Quizá la comunidad más libre en su actuar y más romántica en su estilo de vida, pues aspira a la  plenitud a través del placer de hacer lo que aman sin importar una retribución formal, optando más bien por el gusto de ser gratificados por su trabajo en el área urbana del puerto y en eventos especiales a donde son invitados. Se organizan para realizar eventos, competencias o encuentros donde demuestran sus talentos y expresan su muy particular punto de vista sobre la sociedad. Muchas veces son patrocinados por gobiernos o candidatos sin, por ello, sentirse obligados a respaldar tal o cual propuesta partidista (¡y es bueno!). Hay quienes dentro de esta comunidad cultural han crecido y adquirido otras obligaciones, combinando así, trabajos formales con su estilo de vida urbano. No convocan a movimientos políticos, pero algunos de ellos acuden a ciertas convocatorias y participan siempre y cuando su libertad no sea restringida.

3) Los folcloristas: es la comunidad cultural conformada por coreógrafos, bailarines, músicos, danzantes y bailadores de folclore o expresiones artísticas tradicionales de México. Quizá la comunidad con más integrantes en la ciudad, pues la promoción del folclore ha encontrado en el sistema educativo un gran impulsor. Aunque con grandes carencias, se han esforzado en difundir su trabajo y heredar a las nuevas generaciones su pasión por la música y bailes tradicionales de nuestro país. Hubo también un periodo, cuando el puerto tenía un gran número de visitantes internacionales, que los ballets folclóricos protagonizaron la vida del show nocturno del puerto. Actualmente, menos requeridos para el show en discotecas o fiestas exclusivas, han concentrado sus esfuerzos en la difusión de su arte y en la profesionalización de sus formadores a través de centros de estudios técnicos y de licenciatura, donde cada  año egresan decenas de jóvenes que tendrán la tarea de dar continuidad al legado del arte tradicional y folclórico en Guerrero.

Algunos participan en actividades proselitistas. La mayoría lo hace  con toda claridad y definición, a favor de algún personaje que les ha respaldado o brindado apoyo para participar en festivales, giras o realizar eventos culturalmente valiosos como los fandangos. Una honestidad plausible.

4) Los bohemios: es una comunidad cultural entusiasta en la que participan trovadores, músicos y cantantes populares, así como declamadores o poetas vernáculos. Colaboran de manera decidida en los eventos socio-culturales de nuestra ciudad. Siempre muestran la mejor disposición a participar y apoyar con su talento. Parte de sus miembros se generan ingresos al brindar servicios artísticos en eventos sociales o restaurantes del puerto; otros, son profesionales que laboran en distintas áreas y asumen su actividad artística como la opción que les apasiona pero de la cual no obtienen grandes ganancias económicas. Sin duda, una comunidad muy cercana a la población que no va a las salas de teatro o de exposición, pero que sí asiste a centros de recreación a verlos cantar y, de forma espontanea, recitar poesía en verso. Entre los ciudadanos son tal vez lo más conocidos, por su sencillez, carisma y accesibilidad.

5) Los emergentes: es una comunidad cultural integrada por los artistas más jóvenes de la ciudad. Varios de ellos surgidos de las filas de lo que se denominó Estudios Municipales de Arte entre el 2013 y 2015, sin restar mérito a la formación previa o posterior a la que cada uno tuvo y ha tenido acceso. También se suman artistas jóvenes (menores a los 34 años de edad) que exploran el arte con viveza y compromiso, surgidos de talleres u otro tipo de actividad formativa. Organizan muestras, exposiciones, talleres  y actividades que los vinculan y les permiten dar a conocer sus proyectos artísticos. No les es indispensable el apoyo gubernamental, pues igual cumplen su objetivo con y sin apoyo de autoridades. Son voces que comunican más a través de su trabajo que de una vida personal pública. Se han mostrado críticos, disciplinados y propositivos. Representan un futuro prometedor para las artes en Acapulco.

6) Los emprendedores: es una comunidad cultural integrada por aquellos que “otros” etiquetan como comerciales. Sin embargo, su decisión de emprender proyectos que tienen como eje diversas expresiones artísticas o lúdicas ha comprobado que se pueden ofrecer servicios culturales de calidad con rentabilidad económica. Apuestan a la inversión y toman el riesgo que ello implica: pagar una renta y servicios, pagar impuestos, producir sin apoyos de gobierno y encontrar un público que se interese en su propuesta al punto de contribuir con una entrada o inscripción. La mayoría ha creado una PyME cultural, quizás sin la plena conciencia de ello, pero sí con toda la intención de que funcione como tal. Entre ellos se encuentran los directores y miembros  de: compañías de teatro comercial, compañías de baile popular, centros culturales independientes, academias de baile, agrupaciones musicales. Dedican más su tiempo y energía al diseño de estrategias para la generación de productos o servicios que les permitan ser autosustentables y generar utilidades para poder continuar con su proyecto.

7) Los académicos: es una comunidad con gran potencial crítico y metodológico para el análisis de la realidad actual del arte y la cultura en nuestra ciudad. Integrada por maestros universitarios, periodistas y algunos investigadores sociales. Sus observaciones, apuntes y opiniones suelen ser tomados en cuenta por autoridades de gobierno y artistas. Mantienen regularmente una posición política neutral pero desde un perfil crítico.

Es seguro que en este primer ejercicio taxonómico haya quienes encuentren fallas u omisiones. Se irá enriqueciendo con el paso del tiempo y las aportaciones de quienes se interesen en el tema. Lo cierto es que el término de “comunidades culturales” toma relevancia si miramos atentamente y sin prejuicios fundados en el ego o el elitismo histórico.

En las últimas semanas (y las que restan del proceso electoral), hemos visto y veremos a varias de nuestras “comunidades culturales” muy activas, participativas y propositivas en torno a candidatos, movimientos y proyectos políticos (¡qué bueno!). Y es que todos los sectores sociales frente a un cambio de gobierno se encuentran ante la posibilidad de estar cerca de un buen resultado para sus futuros.

Celebro el buen ánimo y las acciones de participación ciudadana del gremio artístico para tratar de incidir en un mejor desarrollo cultural de Acapulco. Respeto el esfuerzo de todos y cada uno (los que ya se reunieron por separado con el candidato de su predilección o los que han decidido reunirse con todos). Sin duda, mientras más se participa más se dignifica. Ojalá se participe con la conciencia de que siempre hay otros, con otras ideas, con otros objetivos y con otras empatías (tenemos todo el derecho a organizarnos pero hay que hacerlo sin enjuiciar al que se organiza con otros y sin nosotros). Ojalá se participe sin tratar de erigirse como una comunidad homogénea y hegemónica.  Ojalá que los esfuerzos se encaminen a la construcción de puentes efectivos de comunicación con todos los candidatos o equipos de campaña y que no se dirijan únicamente a la consecución de objetivos personales (que son válidos, pero también requieren ser claros). Ojalá que las voces sean escuchadas, así se logran entornos de mayor armonía y así se gestan condiciones más justas de participación. Confío en la capacidad reflexiva de mis compañeros artistas y aprecio nuestra lucha en favor de la diversidad de pensamiento, acción y decisión.

La belleza de la lucha está en su diversidad orgánica.

Gabo Brito (2018)


domingo, 16 de octubre de 2016

¿Y quién es Samantha Leyva?


Samantha Leyva ¿le suena ese nombre? Si aún no le suena, tome nota, porque seguro le va a sonar en algunos años o meses.

Y no es que yo adivine el futuro, es que con el tiempo uno identifica dónde y cómo se construye un futuro. Ese es el caso de Samantha, reina de belleza, reina de las redes sociales en las últimas dos semanas y reina de la simpatía de miles de acapulqueños que han visto en ella una posibilidad, una luz, un deseo y una representación digna en un certamen que, quizá los más rimbombantes intelectuales de este rancho tropical, llamarán frívolo o comercial. Y sí, en un sentido es frívolo y comercial pero ¿qué no lo es  en el sistema capitalista? ¿qué no lo es con la globalización? ¿qué no lo es en la era digital? Pero no escribo para hacer defensa de los certámenes de belleza  que desde niño aprendí a ver en un televisor blanco y negro, sin control remoto y señal intermitente, acostado en la sala de mi casa en un sillón tapizado con imitación de terciopelo fino.

A lo que voy es a la participación destacadísima de una acapulqueña que conocí como público en eventos culturales del puerto y luego como edecán y como modelo de body paint. Ella, Samantha Leyva, obtuvo un tercer lugar en el certamen Miss México, cuya final se transmitió en vivo por redes sociales y  alcanzó una audiencia de veinte mil espectadores (me atrevo a decir que diez mil de esos, éramos acapulqueños). Obtuvo un tercer lugar que nos sabe a primero, a coronación otorgada en el reconocimiento popular, a triunfo colectivo. Nos sabe así, porque miles seguimos y apoyamos a Samantha desde días previos a su concentración en Morelia y, luego, en cada etapa de su concurso. Destacó en todas las pruebas, siempre entre las diez mejores. Su más noble participación, la tuvo al presentar el proyecto con bienestar social a favor de la salud de los pueblos afromestizos y cuyo video fue grabado en Cuajinicuilapa, Guerrero. Allá fue Samantha, al encuentro con la comunidad afrodescendiente, su comunidad (nuestra comunidad) tan olvidada por las autoridades y tan golpeada por problemas de educación, salud y seguridad; ejerciendo su vocación de enfermera.

¿Por qué atrajo tantas miradas? ¿por qué fue tema viral? ¿por qué se escribe sobre ella cuando ha habido tantas reinas de belleza en este estado? Por su belleza, sí,  es una mujer morena de 1.81 de estatura, cabello chino y sonrisa iluminada. Pero también, llamó la atención por su preparación, es recién egresada de la licenciatura en enfermería, técnico en danza folclórica mexicana y atleta de alto rendimiento. También porque salió de entre nosotros, la vimos (porque es muy difícil estar cerca de ella y no verla) en algún centro cultural, en un centro deportivo, en una plaza, en el cine, en el centro de la ciudad comprando accesorios para el celular o fruta, en un camión ruta centro-hospitales. La vimos caminar, sudar y vivir como cualquier acapulqueño, no salió de una casa burguesa donde la influencia de sus padres la hubieran llevado a portar esa corona. Esto último, marcó la diferencia. Sin embargo, también la hemos seguido por razones sociales: porque esta ciudad carece de esperanza, porque esta ciudad vive en la angustia, porque a esta ciudad le hacen falta buenas noticias, porque a esta ciudad la representan pocos con dignidad y arrojo y decisión, porque Samantha le dio en la madre a los estigmas y prejuicios que sobre Guerrero se tienen. Demostró que somos competitivos, desde y en nuestras circunstancias, somos competitivos y talentosos y comprometidos y disciplinados y unidos y constructivos.


Si usted no había escuchado hablar de Samantha Leyva, ahora sabe un poco de ella pero… lo mejor está por venir. Porque lo mejor siempre está por venir para la gente que trabaja, que se esfuerza y que cree en sí misma y en los que le rodean. Usted también es Samantha y él y ella y ellos y yo. Todos.


lunes, 11 de abril de 2016

Graznido


Todo lo que pasa cuando salgo a buscar la lluvia
ocurre porque la humedad me atornilla la sonrisa de una comisura a otra.
Los párpados se abren de cansancio, te buscaron donde nunca te sentaste a beber de mi mano.

Soy torpe.
Compro mentiras para hundirme hasta la cintura y gritar: “auxilio” “ven a salvarme”.
Es inútil,
jamás llenarás tu boca de atardeceres.

Si oyeras un graznido, no entenderías que fue mío.

¿Cuantas veces vomitarás  la palabra que no puedes escupirle a tu padre?
Esa es tu condena. Sufres bulimia de afecto y hambre de mentiras.

Cuando salgo a buscar la lluvia, es porque me gusta creer que voy a ahogarme. 

(Gabriel Brito, 2016)

viernes, 1 de abril de 2016

Mensaje Estatal por el Día Mundial del Teatro

El teatro es el loco que saludo todas las mañanas

De niño, presencié cerca de mi casa un algo que no sabía cómo llamar. Hombres y mujeres vestidos de manera extraordinaria lograban ante mí, movimientos y voces que generaban sorpresa en el inexperto público que les miraba. Era el teatro. Nuestro encuentro fue repentino, delirante y seductor. Desde entonces no pude dormir sin pensar en él o soñar con él. Ahí tienen el relato de mi primer enamoramiento y una confesión sobre el amor de mi vida.

El teatro es encuentro. En él convergen todos los colores, todas las palabras y todas las emociones que el hombre experimenta a lo largo de la vida. Una vez que le miramos, nos abraza para siempre. Y ahí vamos todos. A veces ordenados y a veces revueltos. A veces de acuerdo, a veces en conflicto. A veces glorificados, a veces frustrados. Pero siempre sostenidos por el mismo abrazo.

El teatro es fe. Hay que creer en él para abandonarlo todo y arriesgarlo todo. Saltarse la barda para llegar a un ensayo; obviar los celos de la pareja, sonreír y volver a tu libreto (en algunos casos, firmar el divorcio); olvidar la palabra vacaciones; dejar la casa y el closet vacíos, todo estará en escena por meses: el sofá, la lámpara, el espejo, la camisa nueva, los zapatos y la computadora. Con la fe ciega de que todo nos será devuelto y al doble. Sin esa fe, no hay teatro.

El teatro es dolor. Devela las sombras humanas. Echa luz sobre los huecos oscuros que jamás iluminará la historia, ni la economía, ni el derecho, ni la psiquiatría, ni la política. Ilumina y deja al descubierto la avaricia, el abuso, la maledicencia, la perversidad, el cinismo, la arrogancia y la impiedad. Entonces, duele.

El teatro es descubrimiento. Al culminar cada función, el sonido del otro nos obliga a redescubrir el mundo. Siempre hay alguien conmoviéndose y moviéndose a partir de lo que uno hace. El aplauso es la memoria de lo humano. De saberse acompañado, entregado, retribuido y amado.

El teatro es demencia. Mientras más avanza la tecnología, más nos aferramos a la idea de comunicarnos sin intermediarios. Y pagamos puntuales nuestra obsesión. No aceptamos un teatro a través del cine, o de la televisión, o de Skype, mucho menos de Whatsapp. Resguardamos nuestros antiguos espacios de encuentro. Aunque las grandes empresas de comunicación sigan inventando aplicaciones y ampliando su oferta; aunque los presupuestos sean recortados cada vez con mayor filo; aunque no quieran escuchar que en medio de las balas hace falta sentarnos junto al otro, ver respirar al de enfrente y hacer la misma fila para llegar a un punto.

El teatro, es el bendito loco que saludo todas las mañanas en mi cama.

Gabriel Brito
Texto leído durante el festejo por el Día mundial del teatro 2016, en el Centro Cultural Domingo Soler (Acapulco, Guerrero)